Uno de los casos más curiosos es el de la jefa de una inmobiliaria que compró boletos para todos los empleados de su empresa y uno distinto para ella, que resultó ser el primer premio.
En 1949 un hombre acudió a una Oficina de Correos asegurando que, tras haberlo soñado, el 55.666 sería el número premiado en la Lotería de Navidad. Tal y como había predicho, el "Gordo" fue para ese número.
Otra curiosa historia es la de dos amigos sevillanos que compraron dos décimos de lotería, uno en Madrid y otro en Sevilla, y los dos números fueron agraciados con el primer y segundo premio. También el dueño de un bar de Soria, vendió un tercer premio en su totalidad y compró uno de los décimos premiados con el "Gordo".
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